-¿Qué propone usted que haga?- pregunté.
-Hacerte accesible al poder; abordar tus sueños -repuso-. Los llamas sueños porque no tienes poder. Un guerrero, siendo un hombre que busca poder, no los llama sueños, los llama realidades.
-¿Quiere usted decir que el guerrero toma sus sueños como si fueran realidad?
-No toma nada como si fuera ninguna otra cosa. Lo que tú llamas sueños son realidades para un guerrero.
"El soñar es real para un guerrero porque allì puede actuar con deliberaciòn, puede escoger y rechazar; puede elegir, entre una variedad de cosas, aquellas que llevan al poder, y luego puede manejarlas y usarlas, mientras que en un sueño comùn y corriente no puede actuar con deliberación"
-¿Quiere usted decir entonces, don Juan, que el soñar es real?
-Claro que es real.
-¿Tan real como lo que estamos haciendo ahora?
-Si se trata de hacer comparaciones, yo diría que a lo mejor es más real. En el soñar tienes poder; puedes cambiar las cosas; puedes descubrir incontables hechos ocultos; puedes controlar lo que quieras
"Viaje a Ixtlan" de Carlos Castaneda

3 Semillas

domingo, 24 de abril de 2011

 



Ayer nos pasó algo extraño a mi marido y a mí. Salíamos a pasear a nuestro perro, cuando a mitad de la cuadra de la Iglesia de Guadalupe mi marido encontró un pichón de lechuza acurrucado contra el paredón. Parecía no estar bien y lo llevamos a casa. A las pocas horas murió.
Pensé en las supersticiones acerca de las lechuzas: para algunos es pájaro de mal agüero, indicio de muerte, etc. Para otros simboliza la sabiduría. Dicen que hay que tener lechuzas en la casa para espantar la mala onda. De hecho, tenemos varias.

Siempre nos llamó la atención estos pájaros maravillosos.
En fin... me fui triste a dormir.
Lo extraño fue el sueño.
Soñé que alguien me traía 3 semillas de árbol. Yo ya había visto cómo crecían esos árboles, pero decidí plantarlos en mi terraza. Quien me entregaba las semillas me preguntaba cómo iban a crecer allí, dado que en la terraza tenía cerámica y no tenía tierra. A lo que yo respondía que buscaría la tierra necesaria para que creciera y sabiendo íntimamente que iban a crecer mucho. Mantuve las tres semillas en tres macetitas. Apenas comezaron a crecer los brotes los plante en mi terraza, bien separadas para que pudieran expandirse lo que quisieran. Luego iba no se a donde. Eran habitaciones con paredes de vidrio.
Yo veía a través de la pared una paloma marrón (que siempre veo en la plaza Güemes) dentro de la otra habitación. Allí estaba un fotógrafo que le pedía a la paloma que extendiera el ala izquierda para poder sacarle una foto. Entonces la paloma hacía lo que el fotógrafo le pedía y ordenaba sus alas con el pico para que se vieran mejor.
Desde el otro lado, yo la observaba orgullosa, porque esa era "mi" paloma.
En ese momento entraba en esa habitación, por una puerta trasera, mi marido y observaba sonriente a nuestra paloma. Al abrir la puerta delantera y percatarse la paloma que yo la miraba, aprovechó la apertura de la puerta para volar presurosa a mi encuentro, posándose sobre mi dedo.
Pude sentir la presión de sus patitas, y cómo se acurrucaba buscando que la acariciase.

Fue un sueño maravilloso, porque lo primero que pensé al despertar fue que hoy es Pascuas y que en mi sueño recibí un mensaje maravilloso de vida, a pesar de que ayer se murió la lechuza.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lindo sueño

David Cotos dijo...

me dejaste pensando.

Proyeccion Astral dijo...

En realidad todos somos pequeñas semillas. Gracias.